Seguimos trabajando la autoestima en nuestros
hijos. Tener amor propio, quererse a uno mismo, en definitiva tener autoestima
es una de las enseñanzas que debemos dejar a nuestros hijos. El último post de Sonia
López que publicaba en la web de Malasmadres, nos animaba a ello (podéis leerlo
aquí). Hoy profundiza en ello
ofreciendo estrategias para transmitirlo. Hoy Sonia trae un post cargado de
estos consejos. ¡Esperamos que os sirva de ayuda!
¿Por qué hay días que no nos vemos guapos cuando
nos miramos al espejo?
– Porque olvidamos de mirarnos con ternura.
¿Y qué podemos hacer para sonreírnos siempre?
– Debemos aceptarnos sin peros ni pros.
¿Aunque hayan cosas que no nos gusten de nosotros?
– ¿Alguien ha dicho que debemos ser perfectos?
La autoestima es uno de los factores claves en el
bienestar emocional de nuestros pequeños, pilar fundamental en su desarrollo
personal y social. De ella dependerá la creación de un buen autoconcepto y una
adecuada respuesta emocional.
La clave de una buena autoestima radica en que
nuestros hijos se sientan queridos, respetados y valorados. Somos el espejo en
el que se miran a diario y por esta razón es imprescindible que les retornemos
una imagen positiva, sin matices ni distorsiones. Debemos conseguir que
nuestros hijos se sientan únicos, valiosos, capaces de todo.
Una adecuada autoestima será fundamental para
conseguir un apropiado desarrollo personal, una buena adquisición de los
aprendizajes, el establecimiento de relaciones positivas con el entorno y
sobretodo la construcción de la propia felicidad.
La autoestima se construye día a día a partir de
las experiencias y las relaciones personales de confianza y estima. Un niño con
buena autoestima es seguro, valiente y tiene una buena tolerancia a la
frustración. Se siente especial, útil, responsable, orgulloso de sí mismo y
feliz.
La autoestima es un tesoro muy frágil, ¿cómo
podemos ayudar a nuestros hijos a construirla?
1- Creemos un
buen vínculo, una base afectiva segura.
Seamos una fuente de confort, seguridad y
protección para nuestros pequeños. Consigamos que sientan que les acompañamos
sin condición y les queremos sin sobreprotegerlos. Demostrémosles amor y afecto
a diario, dedicándoles tiempo de calidad. No nos cansemos de decirles lo mucho
que les queremos y lo importante que son para nosotros
2. Ajustemos
nuestras expectativas a los hijos que tenemos y no a los que nos gustaría tener.
Aceptémosles de forma incondicional sin excusas ni
reproches. No les ahoguemos con nuestro excesivo nivel de exigencia, no
deseemos hijos perfectos sino felices.
3.
Felicitémosles por todo los que son capaces de conseguir a diario.
Utilizando un lenguaje positivo, hagámosles
conscientes de todas las fortalezas y capacidades que poseen. Confiemos en
ellos, respetemos sus intereses, necesidades y ritmos para aprender
4. Trabajemos
a diario la tolerancia a la frustración.
La aceptación del error como parte esencial del
aprendizaje. Enseñémosles a relativizar los fracasos, animémosles a tomar
decisiones y resolver problemas asumiendo las consecuencias de sus decisiones.
Establezcamos límites claros y cumplamos nuestras promesas.
5. Eliminemos
las etiquetas, las comparaciones, los mensajes en negativo y las frases
condenatorias.
Pongamos atención no sólo a lo que les decimos
sino al cómo lo decimos. Realicemos críticas constructivas siempre referidas a las
acciones y no a la personalidad.
6.
Eduquémosles en la cultura del agradecimiento.
Enseñémosles a valorar todo lo que tienen en sus
vidas, a dar las gracias. Hagámosles conscientes de sus conversaciones
interiores.
7.
Animémosles a iniciar nuevos retos, a tomar la iniciativa en sus vidas, a
asumir riesgos.
También a apostar por ellos a fuego, a que vivan
fuera de su zona de confort.
8. Seamos el
mejor espejo, un ejemplo positivo que arrastre a soñar grande, a sonreírle a la
vida.
Recordemos que nuestros hijos no siempre nos
escuchan pero si nos observan. Aceptemos nuestras propias imperfecciones,
pidamos perdón cuando sea necesario, crezcamos de la mano junto a ellos.
9. Seamos
capaces de conseguir que nuestros hijos se quieran con avaricia.
Que se miren con valentía al espejo, que se hablen
con palabras bonitas. Que pisen sin miedo, que se sientan inmensos.
Os dejamos más enlaces sobre este tema.
Un saludo,
AMPA
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