Esta semana, hemos querido recoger
una lista de ayuda para que los padres no pasen buena parte de la tarde
haciendo con sus hijos los deberes del colegio.
1.- Un sitio fijo para hacer los deberes: no, no se trata de que todos
tengamos la suerte de poder sentarnos en una biblioteca preciosa donde los
niños, rodeados de un ambiente académico, se pongan a hacer los deberes. Pero,
teniendo en cuenta el tamaño medio de las casas, basta que tengan un sitio fijo
donde hacerlos. Puede ser una mesa de la cocina convenientemente despejada, o
un escritorio en su dormitorio o la mesa del salón. Pero siempre el mismo
sitio, con lo que precisen y que se encarguen ellos de saber qué es. Que no
seamos los padres los que vaciemos las mochilas buscando qué deberes tienen.
2.- Rutina: Lo mismo que con el sitio, los niños deben saber que hay
una hora fija para poder hacer los deberes. Que no es cuando les apetezca,
cuando se acuerden, cuando sea. Que sepan, por ejemplo, que después de merendar
al llegar del cole es un buen momento. En su sitio, a su hora y en un ambiente
de relativa tranquilidad. Eso no quiere decir que se imponga el silencio, pero
sí parece razonable que no esté encendida la televisión o una radio a todo
volumen. Ellos tienen que notar que es un momento importante de concentración.
3.- No empezar por lo más difícil. El ejercicio mental es como el
físico, requiere cierto calentamiento. Así conviene no empezar por el reto más
duro.
4.- Aprovechar para enseñarles a ser autónomos y amar el conocimiento.
Una tarde de deberes puede ser el momento precioso en el que los padres le
expliquen a sus hijos cómo se buscan palabras en el diccionario familiar. O se
puede aprovechar para contarles algo más del tema que están tratando. Que
aprecien que es un momento dedicado a aprender y lo que eso significa: el mundo
se irá abriendo delante de sus ojos de distintas maneras, dependiendo de todo
lo que vayan descubriendo.
5.- No abusar de los grupos de whatsapp de padres. Está bien poder
consultar en un momento dado si alguien se ha llevado la chaqueta o el libro de
nuestros hijos o ponernos de acuerdo sobre un regalo de cumpleaños, pero no
pueden convertirse en las agendas de los niños o en una cooperativa de
soluciones a los problemas de toda la clase. Lo del trabajo colaborativo
absoluto está bien para más adelante y sin sus padres de intermediarios.
6.- No quejarse delante de los niños. Sí, puede que algunos deberes
sean absurdos, que haya profesores que no parezca que tengan en cuenta nuestros
deseos de no ayudar a los hijos pero conviene que esas conversaciones las
tengamos lejos de los niños. Esa es justo la manera en la que se socava la
autoridad del profesor. ¿Con qué actitud irán nuestros hijos a clase si nos han
escuchado meternos con sus profesores?
7.- Usa los incentivos. En un mundo ideal, lo suyo es que los niños
hagan los deberes porque aprecien que es bueno para su aprendizaje. Pero no
siempre ocurre. Influyen muchas variables y puede ser que, para algunos,
funcionen los incentivos o los castigos. No hay media hora de dibujos si no se
hacen los deberes. No se toca el ordenador si no se hacen. El fin de semana se
podrán tomar un refresco. O unas pocas chuches. Lo que se quiera que sea
razonable.
8.- Ellos solos: Es una conversación recurrente entre los padres de hoy
en día: ¿A que nuestros padres no nos ayudaban tanto? Y es que no debemos
ayudar. Puede ser que haya profesores que manden deberes que precisen de la
colaboración de los padres, pero no debería ser la norma. Los deberes están
hechos para repasar lo que han aprendido en el colegio. Para que, por su
cuenta, investiguen sobre países, animales, etc. ¿Qué conseguimos ayudándoles?
Esa es la pregunta a la que debemos contestar antes de sentarnos con ellos.
Pero que sepan que estamos ahí por si tienen una duda.
9.- La amenaza suprema. Si todo ha fallado, si los niños no quieren, se
empeñan en que no, entonces,conviene
poner cara muy seria, todo muy calmado mejor que gritos y decir: “No pasa nada.
Ahora mismo escribo una nota y le digo al profesor que no quieres hacer los
deberes”. Suele funcionar. Pero es un arma de la que no conviene abusar, es
último recurso total.
10.- Todos estos consejos se pueden
resumir en lo siguiente: rutina, calma,
sitio fijo, autonomía y transmitirles que los deberes son importantes porque
ayudan a aprender. Sí, para la intimidad de los padres dejamos todo lo
demás: que si son demasiados, que si el profesor no se lo ha trabajado, que si
tenemos en España más deberes que en otros países a los que les luce mejor el
pelo en PISA.
Por continuar de alguna forma con
los talleres de psicología que se han dado a padres y alumnos desde el AMPA, os
pasamos un artículo sobre cómo aumentar la autoestima en los niños. Como siempre, esperemos que os
guste y lo disfrutéis.
CONSEJOS PARA AUMENTAR LA AUTOESTIMA EN NIÑOS La autoestima es el amor y
aprecio que tenemos por nosotros mismos. Cada nueva experiencia, cada éxito o
fracaso y todas las cosas que hacemos van formando y cambiando la imagen que
tenemos sobre nosotros mismos. Cuando un niño está en su etapa de desarrollo,
se está formando su autoestima, y la autoestima en los niños es especialmente
vulnerable, ya que tiene pocas experiencias con las que formarse una idea sobre
sí mismo. Si el niño forma una baja autoestima, le perjudicaría en la formación
de su personalidad. Las inseguridades propias de la edad o los temores a
fracasar ante lo desconocido, hacen que la autoestima pueda sufrir
especialmente durante esta edad. Para aliviar esos episodios y lograr que el
niño se convierta en una persona más feliz, existen algunos consejos que los
padres pueden llevar a cabo, que te resumimos en este artículo. Un niño con una alta confianza en
sí mismo (alta autoestima) tendrá mayores posibilidades de superar las
dificultades que se le presentan. Y otro aspecto importante: debes saber
diferenciar entre autoestima y soberbia. Hay una gran diferencia entre fomentar
la autoestima y la soberbia. Tú fomentarás la soberbia en tu hijo si le
inculcas la idea de que debe de ser perfecto. No cometas el error de presionar
a tu pequeño, ya que puede ser muy nocivo y perjudicial para la autoestima de
tu hijo. Como padres, debemos contribuir a que el niño tenga un buen desarrollo
de la autoestima y mucha confianza en sí mismo y en sus posibilidades. A pesar de que la autoestima está
compuesta por múltiples factores y de que existen muchas técnicas específicas
para mejorarla, vamos a explicar una serie de consejos que siempre deberíamos
tener en mente si queremos tener una autoestima alta y saludable. Son los
siguientes:
Intenta convertir los pensamientos
negativos en positivos: Si consigues detectar esos pensamientos negativos,
detenerlos y buscar la parte positiva de la situación, habrás evitado un daño a
tu autoestima.
Sé concreto y no generalices:
Todos podemos cometer errores en un momento dado. Debemos evitar generalizar
esos errores y convertirlos en descripciones negativas de nuestra persona.
Céntrate en las partes positivas
de tu personalidad: Busca tus cualidades y siéntete orgulloso de ellas.
Reflexiona sobre tus logros del pasado y extrae de esas experiencias las
cualidades positivas que causaron esos éxitos.
No te compares con los demás:
Todos tenemos cualidades y limitaciones. No debemos sentir que somos inferiores
a alguien porque esa persona destaque en algún aspecto. Seguramente nosotros
destaquemos en otros muchos.
Confía en ti mismo: Debes conocer
tus capacidades y opiniones y confiar en ellas. Toma tus decisiones basándote
en ti mismo más que en la opinión de los demás.
Acéptate a ti mismo: Se
consciente de que eres una persona valiosa por ser quien eres y acepta todas
tus características, tanto positivas como negativas.
Esfuérzate por mejorar: Intenta
superar esos aspectos con los que no estés a gusto. Establece unas metas,
ponlas en práctica y esfuérzate para lograr esos cambios.
Algunos de los puntos en que
puedes trabajar para fomentar la autoestima de tus hijos son: OFRECE A LOS NIÑOS OPORTUNIDADES PARA QUE TENGAN ÉXITO Los niños necesitan sentir que
pueden cumplir con los objetivos que se proponen. Para ello, debes dar a los
niños muchas posibilidades de que puedan tener éxito. Si tu hijo es
especialmente bueno en algo, ofrécele tantas oportunidades como sea posible
para que él o ella puedan sobresalir. Cuantas más oportunidades tenga tu hijo
de mostrar sus habilidades, más posibilidades tendrá de triunfar. Si a tu hijo le gustan las
matemáticas, intégralo o anímale a que se apunte a algún grupo de la escuela de
matemáticas. Seguramente disfrutará de hacer lo que le gusta y al mismo tiempo
podrá incrementar la confianza que tiene en sí mismo y aprenderá nuevos
conocimientos. Si no le gustan los deportes, no le obligues a practicar alguno
de ellos o a entrenar alguna disciplina ya que podría sentirse frustrado y su
autoestima bajaría considerablemente si no puede lograr los objetivos o cumplir
con tus expectativas. Tu tarea como padre debe ser
estimularle a aprender pero sobre todo sin olvidar sus gustos y las habilidades
propias del niño. Cuando conozcas realmente qué es lo que tu hijo realmente
desea hacer, ese camino será más fácil y podrás guiarle cómodamente para que
realice las actividades que prefiere.
LIMITA LAS EXPERIENCIAS DIFÍCILES A TUS HIJOS
Un padre no puede tener el
control de todo lo que ocurre alrededor de su hijo. Sin embargo, puedes
aconsejar y guiar a tu pequeño en aquellas situaciones que sería mejor evitar.
Si tu hijo está expuesto a experiencias difíciles o que no son acordes a su
edad, o que se le dan especialmente mal, se sentirá frustrado ya que no podrá
alcanzar sus objetivos.
Tu deber como padre será tratar
que tu hijo se encuentre con experiencias que puedan adaptarse a su talento y a
sus habilidades. Para que le puedas guiar correctamente, es muy importante que
conozcas en profundidad los gustos y los deseos de tu hijo.
No olvides que los niños no pueden
ser buenos en todo lo que hacen y si ejerces presión para que sea el mejor en
todo, estarás poniendo las bases para que tu niño o niña sea una persona
insegura.
Tú conoces a tu hijo mejor que
nadie en el mundo y puede reconocer con facilidad cuáles son sus habilidades y,
dentro de lo posible, disminuir aquellas tareas o aquellas actividades y
experiencias en las que la niña o el niño no deban participar,y evitar que tu hijo tenga que convivir con
ellas.
EDUCA A TU HIJO PARA QUE SEA SOCIABLE Un niño será más feliz y seguro
de sí mismo si puede compartir sus habilidades y cualidades con otros niños de
su misma edad. Compartir experiencias no solo hace que tu hijo pueda expresar
sus sentimientos y emociones, sino también que pueda aprender de las virtudes y
errores del grupo. Intenta que tu hijo se integre con el resto de sus
compañeros, pero no lo fuerces a permanecer en un grupo en el que se siente
incómodo. Es decir, trata de que se reúna con niños de su edad, pero si tu hijo
no demuestra interés, no lo fuerces. Seguramente habrá algún motivo por el cual
no le gusta estar con ellos. Intenta averiguar esos motivos y ayudarle a que
sea un niño más sociable. Si tu hijo tiende a aislarse o
que le cuesta integrarse, procura llevarlo a lugares en los que pueda
socializar: un parque en el que haya muchos niños, un parque de atracciones, u
organizar una fiesta infantil en tu casa puede ser el punto de partida para que
el niño empiece a relacionarse y a estrechar lazos con otros niños. Un niño
sociable tendrá en el futuro mayores herramientas para comunicarse y podrá
triunfar en todos los ámbitos de su vida.
TRASMITE A LOS NIÑOS EL VALOR DE COMPARTIR La educación de un niño debe
poner énfasis en aquellos valores que le ayudarán a crecer espiritualmente y
además le proveerán de las herramientas para que pueda conectarse con su grupo
más cercano. En este punto, es muy importante trasmitirle al niño el valor de
compartir. Si un niño comparte tanto sus objetos personales como sus ideas, es
probable que el resto del grupo lo catalogue como una persona generosa y
comprensiva y no querrán dejarlo de lado. La mejor manera de trasmitir un
valor tan fundamental como la generosidad y la solidaridad es a partir del
ejemplo. Si tu niño observa que eres una persona que comparte sus bienes o sus
pensamientos con el entorno, seguramente actuará de la misma manera. Sin
embargo, ten en cuenta que lo que se debe trasmitir es el valor de compartir,
que no es lo mismo que dar lo que a uno le sobra. Compartir significa un acto
generoso y solidario para con el otro, en el que uno debe desprenderse de algo,
que muchas veces cuesta, para dárselo de manera desinteresada a otro compañero.
Una buena idea para que el niño explore el valor de esa palabra es enseñarle
que debe prestar sus juguetes, sus libros, compartir con otros niños su
merienda o sus chuches.
ENSEÑA A TU HIJO A DISFRUTAR DE LAS PEQUEÑAS COSAS El día a día que vivimos hace que apenas nos detengamos a disfrutar y apreciar los detalles y las pequeñas cosas que nos pasan cada día. Si eres una persona que está permanentemente ocupada, que dedicas tu tiempo únicamente a trabajar y a realizar actividades que no te gustan, es probable que tu hijo observe estas actitudes e imite tu ejemplo. El hecho de no encontrar el tiempo y el lugar para poder disfrutar aunque sea de algunos pequeños momentos cada día, es un ejemplo que trasladarás a tu hijo. Una buena forma para evitar que esto ocurra es conversar con tu hijo acerca del valor que tienen esas pequeñas cosas y esos pequeños momentos que ocurren cada día y disfrutarlos juntos. Un ejemplo de esto podría ser el momento del baño del perrito del niño. Si el niño puede compartir el baño semanal de su perro junto a ti, eso os dará un momento único e irrepetible a compartir en el que podréis divertiros juntos, charlar acerca del mundo animal y sobre aquellas situaciones cotidianas que tu hijo quiera hablar contigo y para las que no encuentra el momento adecuado para hacerlo.Un paseo bajo la lluvia, lavar juntos el automóvil o leer una apasionante historia sentados en el sillón del hogar puede ser para ti solo un momento, pero para tu pequeño será realmente inolvidable. Las pequeñas cosas de la vida están para disfrutarlas y compartirlas. Ese simple gesto aumentará la autoestima de tu hijo y le hará sentir más feliz al ver, sentir y notar la presencia de su madre o padre.
SI TU HIJO SE EQUIVOCA, NO LE CRITIQUES Un niño aprenderá acerca de las
situaciones cotidianas de la vida a partir de sus aciertos, pero sobre todo de
sus errores. Es muy común que los niños, cuando encaran nuevas experiencias,
tiendan a equivocarse con facilidad. Si esto ocurre, no le des importancia.
Piensa que cuando tu hijo se equivoca está pasando por una etapa que es parte
del aprendizaje. Además, si tiene alguna equivocación, es un buen momento para
que le indiques la manera de hacer las cosas. No lo retes ni te enfades cuando
el niño incurra en un error. Trata de mostrarle el error con tacto y de la
forma más delicada y amable posible, porque el objetivo principal no es que tu
hijo sufra todavía más por haberse equivocado, sino que aprenda. Si le hablas
con un tono dulce y amable le darás al niño confianza en sí mismo y será un
consejo de gran utilidad para la próxima vez. Pon especial atención en las
acciones de tu hijo y háblale a los ojos cuando cometa el error. Dile, por
ejemplo “Sería mejor que la próxima vez que quieras pintar un dibujo, pongas un
mantel debajo de la mesa para evitar manchar la mesa con las acuarelas”. Te dejamos un vídeo para
reflexionar sobre la educación que reciben tus hijos
PERMITE QUE TUS HIJOS SE EQUIVOQUEN O COMETAN ERRORES Un buen padre debe dejar que su
hijo cometa errores de vez en cuando y a ser posible de forma controlada, pues
es mucho más fácil que aprenda de los errores que de los aciertos. Además, es
especialmente importante que sepa y aprenda a interiorizar las equivocaciones
como oportunidades para mejorar. Deja que tus hijos cometan sus
propios errores. Los padres no debemos privar que nuestros hijos cometan
errores ya que de esta forma aprenderán. Y cuando cometan errores o se
equivoquen, es bueno que estemos ahí para ayudarles para que aprendan y lo
interioricen de la forma más positiva posible. La posibilidad de que el niño se
equivoque no debería incluir la posibilidad de que tal equivocación pueda
resultar en un daño físico o en un peligro para la integridad del niño. Por
ejemplo, si el niño va a intentar hacer algo donde se pueda dañar, debemos
evitarlo. Pero al margen de esto, debemos permitirle que se equivoque en sus
decisiones. Por ejemplo, si un día elige ver una película en el cine que
sabemos que no le va a gustar, debemos permitirle que la elija. Cuando se dé
cuenta de su error, no le digas “Ya te lo dije”. El ya sabes que se lo dijiste. Como padre, deja que tu hijo
cometa errores. Esto dejará lecciones muy valiosas para que los niños puedan
desarrollar la confianza en sí mismos. Así que si por ejemplo tu hijo quiere
salir a la calle un día de invierno con una camiseta, déjalo, aunque vaya a
pasar frío. Puedes esconder en un bolso un jersey para dárselo cuando tenga
frío. Pero vigila lo que le dices cuando el niño se arrepienta y quiera
cambiarse. En lugar de recriminárselo diciéndole: “TE LO DIJE”, puedes decir:
“¿qué te parecería ponerte este jersey? ya que está haciendo un poco de frío…”
De esta manera no se dañara la autoestima del niño y entenderá que tiene
derecho a equivocarse. Las equivocaciones ocurren y
siempre ocurrirán. Evitar que tus hijos se equivoquen, es ponerles en una
situación no real, que tarde o temprano estallará de alguna forma. Es mejor
permitirles que se equivoquen (dentro de unos límites) para que puedan aprender
de sus errores y asimilarlo como algo natural.
JUEGA CON LOS NIÑOS Para el desarrollo de todo niño,
el tiempo de juego es muy importante. Cuando un pequeño juega, aprende
habilidades que utilizará a lo largo de su vida, tales como la planificación y
la cooperación con los demás compañeros. Para tu hijo, la actividad del
juego será mucho más placentera si la comparte contigo. En general, los niños
ven que sus padres prestan una especial atención a su trabajo y que dejan en un
segundo plano la posibilidad de compartir un tiempo con ellos. Tú sabes que los
niños son las personas que más amas en el mundo, pero tus gestos y las acciones
cotidianas le trasmiten al niño cierta indiferencia que puede interferir en la
construcción de su autoestima. Recuerda lo importante que es para tu hijo
compartir un tiempo de ocio y de juegos juntos, aunque solo sea durante algunos
minutos. Aprovecha los momentos de juego
para hacerle saber lo orgulloso que estás de tener un hijo como él. Los niños
quieren ser alabados, pero tampoco te excedas ni le alabes sin motivo ya que en
lugar de fomentar la autoestima de tu hijo estarías educando a un niño
soberbio.
HABLA CON CADA UNO DE TUS HIJOS Un niño podrá tener confianza en
sí mismo si las personas de su entorno le prestan atención a lo que dice. En
ese sentido, es muy importante la comunicación diaria que puedas establecer con
tu hijo. Muchas veces, los quehaceres cotidianos y nuestros problemas del día a
día hacen que estemos preocupados por la situación actual del país, los
problemas personales o laborales o las facturas que debemos pagar. A menudo,
los problemas del día a día no nos dejan ver lo que es realmente importante.
Dedicar cada día unos minutos a conversar con tu hijo puede ser la mejor manera
de lograr una mejor comunicación y así estrechar los vínculos personales con
él. Si conversas con tu hijo a diario, podrás conocer cuáles son sus miedos,
qué cosas les molestan y que situaciones o experiencias les agradan. Saca
tiempo para hablar con ellos. Si tienes varios hijos, no hables con todos a la
vez. Cada uno de ellos es especial y único y si hablas con todos a la vez,
seguramente tu hijo terminará sin contar las cuestiones que más le preocupan
por vergüenza. No es necesario que planees una conversación seria en una mesa
de café. Solo con dedicarle unos diez minutos diarios a conocer acerca de su
situación en el colegio, quienes son sus compañeros o simplemente a hablar de
temas que no son relevantes, le estarás mostrando a tu hijo cuanto le importas.
En este caso, es importante que tu hijo sea plenamente consciente de que le
estás dedicando el tiempo a él y que él es lo más importante. Por ello, no
sirve hablar mientras estás viendo la televisión y han puesto unos anuncios.
Habla con él y pone en ello los 5 sentidos y todo el entusiasmo de que seas
capaz. Tu hijo se dará cuenta y lo valorará. Tener un diálogo fluido con tus
pequeños es posible y puede darle otra perspectiva de la vida, haciendo que no
se preocupe tanto por sus problemas. Gracias a estas conversaciones, podrás
conocer todavía mejor a tu hija o hijo, saber cómo piensa, como es y qué cosas
le preocupan. También serán unos momentos estupendos para disfrutar de él. ¿Por
qué no te propones ya dedicarle unos 10 minutos diarios a hablar con cada uno
de tus hijos?
AYUDA A QUE TUS HIJOS PUEDAN PONERSE METAS REALISTAS Los niños suelen sentir temor
ante los desafíos ya que su personalidad se está todavía formando y todavía no
pueden medir con claridad o tienen la experiencia suficiente para saber si van
a poder resolver satisfactoriamente los problemas del día a día. Tus hijos
necesitan saber que pueden y deben de enfrentarse a los desafíos y que cuando
se arriesgan la posibilidad de fracaso existe, pero si ocurre, es importante
que no lo vean de forma negativa. Diles a tus hijos que cualquiera de nosotros
puede fracasar, incluso tú. Seguro tendrás miles de ejemplos cotidianos que
mostrarles. Ellos necesitan escuchar que otras personas también fracasan en sus
intentos, ya que así asimilarán mejor sus equivocaciones y las situaciones
frustrantes. Sin embargo, como madre o padre, tú tienes el deber de enseñarle a
tu hijo que debe de ponerse objetivos realistas. Es decir, que las metas que se
ponen se puedan cumplir. Si por ejemplo tu hija empieza
hoy la clase de gimnasia, explícale que le llevará un tiempo poder realizar
todas las actividades. Hoy le enseñarán a correr, mañana a realizar la
voltereta y quizás con el paso de los días podrá hacer una rondada. No te
canses de repetirle que puede mejorar con el esfuerzo, ya que eso le dará a la
niña ganas de seguir intentándolo y le hará una persona con mayores ambiciones
de crecer y perfeccionarse, pero tampoco permitas que se convierta en una
obsesión.
INCULCA A LOS NIÑOS EL AMOR POR LA VIDA Y LA NATURALEZA La mejor etapa para inculcar los
valores en una persona es la infancia, pues es el momento en el que su
personalidad y su desarrollo cognitivo se están formando. Amar a la vida y a la
naturaleza debe ser uno de los principales valores a trasmitir, pues a través
de esto estarás educando a que tu hija o hijo sea una persona más solidaria y
humana. Si tu hijo no tiene una relación
estrecha con la naturaleza, será tu deber enseñarle a amar al resto de los
seres vivos que comparten con nosotros el planeta. Una buena idea es comprarle
una mascota. Ese pequeño ser viviente le dará al niño mucho afecto y amor, y
seguramente será su compañía cuando no estés presente. Un niño podrá aprender
el sentido de la responsabilidad, pues esa mascota estará a su cargo. Las
tareas básicas de alimentación, aseo, y los paseos serán para el niño la manera
de conectarse con otros seres y seguramente se sentirá más reconfortado. También deberás enseñarle la
manera de cuidar el planeta y la ecología. Por ejemplo otras cosas que debes de
explicarle a tu hijo pueden ser la importancia de no tirar papeles al suelo,
reciclar la basura y no matar animales o plantas. Si le inculcas a tu hijo a
que quiera y valore nuestro planeta y a los seres vivos, conseguirás que el
niño se sienta más seguro, pues tendrá entre sus manos la posibilidad de
contribuir a que nuestro planeta sea un planeta mejor y más habitable.
SÉ CARIÑOSO CON TUS HIJOS Una madre o un padre cariñoso y
afectuoso con sus hijos tendrá muchas más posibilidades de ganarse su confianza
que otro padre que actúe de manera fría o violenta. No olvides que la mejor
manera de generar un vínculo afectivo estrecho es demostrando afecto y cariño
por las personas que más quieres. No sientas miedo ni vergüenza de decirle a la
niña o al niño cuanto le quieres, o de dar a tus hijos muchos abrazos y besos
para expresarles cuanto les quieres. Ese simple gesto vale más que mil palabras
y le enseñará a tu hijo que no está solo y que puede contar contigo para lo que
necesite. Si tu hijo mete un gol en un
partido de fútbol de la escuela querrá sentir el halago de un abrazo tuyo. Una
muestra de cariño le indicará que va por el buen camino. Pero si tu hijo lo
falla, y por ello pierden el partido, todavía necesitará ese abrazo tuyo mucho
más. Necesitará ese abrazo para entender que nada cambia y que le sigues
queriendo igual que si lo hubiera marcado. Cuando tu hijo haga algo malo o
se equivoque, es importante que no te enfades excesivamente con él, y que si te
enfadas, trates la situación con el máximo tacto posible. Por ejemplo, si un
niño pega a su hermana, en lugar de decirle “Eres un niño malo”, o cualquier
otra cosa que aporte poco a la situación, deberás decirle: “Pegarle a tu hermana
no está bien, estoy enfadado por lo que has hecho”. El lenguaje corporal y gestual
también es muy importante en la formación de un niño. Es importante que no
dejes de inculcarle de cariño necesario, ya que seguramente cuando sea adulto,
él actuará de la misma manera con sus propios hijos.
GUÍA A TUS HIJOS A APRENDER NUEVAS TAREAS Si a tu hijo le ofreces de forma
regular la posibilidad de aprender otras cosas, le estarás dando oportunidades
para que tenga éxito y obtenga conocimientos. Este es uno de los ingredientes
clave para que gane confianza en sí mismo y esa es una de las piedras angulares
de la felicidad. Cada tarea que tu hijo aprende y que luego se compromete a
hacer le dará el valor necesario para encarar una tarea más difícil. La oportunidad de hacer cosas
nuevas da a los niños la oportunidad de sentirse bien consigo mismos. Inculca a
tus hijos la necesidad de explorar siempre algo nuevo: probar comidas
distintas, seleccionar nuevos amigos, animarse a subir a un tobogán más alto,
etc. Explícale a tu hijo que aun cuando siempre existe la posibilidad de que
las cosas no salgan bien, si no se arriesga un poco, hay muy pocas o nulas
posibilidades de éxito. Deja que los niños experimenten en un ambiente seguro,
y como padre, intenta no intervenir ya que esto ayudará a aumentar su
autoestima. Por ejemplo: si tu hija o hijo está intentando montar un juguete y
se frustra por no poder hacerlo, debes dejarle hacer para que él consiga solito
ese objetivo. El solo hecho de decir “yo lo hago por ti” puede crear dependencia
y disminuir la confianza de la niña o el niño. Aun así, si ves que el niño o la
niña no lo va a poder conseguir, ofrécele tu ayuda para explicarle cómo
hacerlo, pero en la medida de lo posible, deja que el niño participe lo máximo
posible para que pueda interiorizar la situación como un logro personal.Lo importante es que los niños y niñas
pequeñas asuman riesgos que les lleven a aprender y a mejorar y ganar en
autoestima.
PASA TIEMPO LIBRE CON TUS HIJOS En estos tiempos en los que el
trabajo se lleva casi todas las horas del día, parece que encontrar momentos
para compartir con tus hijos es una misión casi imposible. Sin embargo, este
aspecto debería ser una prioridad para conseguir que tu hijo tenga una alta
autoestima. Por este motivo, busca la manera de compartir con tu pequeño al
menos 20 minutos diarios. Un paseo por el parque, una
visita al cine, leerle en voz alta antes de irse a dormir o una comida juntos,
dará al niño la confianza de que es una persona importante para ti. Tu hijo
sentirá que lo valoras y lo respetas porque estás relegando parte de tu tiempo
para pasarlo con él. Este sentimiento contribuirá a formar una persona más
segura de sí misma y estrechará el vínculo afectivo, mejorándolo considerablemente. Si ves que tu hijo está realizando actividades
improductivas, como por ejemplo ver la televisión, invítalo amablemente a que
te ayude a preparar la cena. No le costará demasiado y seguramente se
divertirán pasando esos momentos juntos.
NO ACTÚES EN FORMA VIOLENTA FRENTE A LOS NIÑOS Si tu hijo crece en un entorno en
el que hay lenguaje violento, gritos o en el que abunden los pensamientos
pesimistas y de culpabilidad, es muy probable que tu pequeño se convierta en
una persona insegura. En este entorno, el niño intentará aislarse de su entorno
cercano (que no le resulta agradable) y tendrá una disminución considerable en
su autoestima. Esto sucede porque el niño
interioriza el siguiente “mensaje”: las personas no tienen valor y son
simplemente un objeto para ser utilizado. En algunos casos, los padres no
tienen una actitud violenta directamente con los niños, pero pueden
manifestarla con el entorno. Por ejemplo, si llevas a tus hijos en el coche y
quedas atrapado en un atasco, trata de serenarte y no vociferar a los cuatro
vientos palabras violentas ya que en ese tipo de situaciones sus hijos
percibirán que eres una persona violenta. Esto se transmitirá a tus hijos que
tendrán temor hasta de conversar contigo (por miedo a que te enfades). Cuida tu
lenguaje y enseña a tus hijos con el ejemplo. Esta es la mejor manera de
trasmitir una actitud y además te ayudará a convertirte en una persona más
serena. Pero las personas perfectas no
existen, y es muy difícil que si pasamos mucho tiempo con nuestros hijos, nunca
les gritemos o a veces nos excedamos en los gritos. Somos humanos, y después de
un mal día en la oficina, es normal perder la paciencia. Cuando esto ocurra, y
si has gritado excesivamente a tu hijo, discúlpate por los gritos
“desproporcionados” que le has dado. Y sobre todo, hazle saber cuánto le
quieres (aunque te hayas enfadado o incluso estés enfadado con el niño o la
niña).
TRASMITE LA NECESIDAD DE CREER EN SUS SUEÑOS Un niño que tiene y persigue sus
sueños tendrá un motor irremplazable que le hará volar por mundos desconocidos.
Los sueños son aquellas cuestiones que deseamos con muchas ansias y serán lo
que movilicen al niño a caminar y a seguir adelante. Nadie mejor que un padre
para estimular a que su hijo tenga sueños. Tú conoces mejor que nadie a tus
hijos y por tanto debes de inculcarle la necesidad de creer en algo. El primer
paso será poner todos los medios a tu alcance para que tu hijo crea en sí
mismo. Si el niño sabe que puede conseguir aquello que se propone, estarás
educando a una niña o a un niño con una buena confianza en sí mismo y una alta
autoestima. Inspirar al niño a soñar puede
ser una tarea simple. Por ejemplo, puedes leerle historias que despierten su
curiosidad y el amor por temas desconocidos puede ser un punto de partida
interesante para que tu hijo sea un soñador. Sin embargo, no le digas
permanentemente que todo lo que se proponga será posible de realizar. Indícale
también que muchos de sus sueños tal vez no se hagan nunca realidad, pero que
vale la pena el esfuerzo por intentarlo, ya que si no se intenta, nunca lo
conseguirá. Ayúdale también a interiorizar positivamente aquellos aspectos que
no pueda conseguir para que nunca pierda la motivación por seguir intentándolo,
aunque fracase.
CONFÍA EN LOS NIÑOS Si eres una persona que
desconfías de tus hijos, les trasmitirás esa sensación de inseguridad a los
niños. Si tus hijos ven que tú, que eres la persona más importante para la niña
o el niño y su punto de referencia no confías en ellos, difícilmente ellos van
a poder confiar en ellos mismos. Lo contrario también es cierto, es decir, si
tú tienes confianza en tu niña o niño, será más fácil que ella o él lo tengan
también. Por ello, trata de confiar en las actitudes y acciones de tus hijos,
ya que este simple gesto les dará confianza y les hará sentir que son
importantes. Los niños en general aprenden del
ejemplo de sus padres. Por ese motivo, es importante que les guíes en las
tareas, pero que puedas dejarles aprender y equivocarse a ellos solos. Recuerda
que es importante estar presentes para indicarles el error, pero con esa misma
actitud indícales la manera como pueden resolver los problemas ellos mismos. La
confianza en sí mismos es un valor importante para que puedan construir su
propia autoestima, basándose en el cariño, la protección y el deseo de su madre
o padre. No los persigas ni te conviertas en un padre obsesivo por controlar a
tus hijos. Dejarlos actuar es una manera de conocer si los niños asimilan o no
aquellas cuestiones que tú, con tanto esfuerzo, les quieres inculcar.Si les das confianza a tus hijos, sentirán
que no están solos, y podrán enfrentarse con mayor seguridad a las situaciones
cotidianas de la vida.
INFUNDE HÁBITOS SALUDABLES A TUS HIJOS Un niño sano tendrá mayor
predisposición para asimilar aquellos hábitos, costumbres y consejos que los
padres quieran trasmitirle. Una de las mejores maneras de que
tu hijo goce de buena salud es proporcionarle una alimentación balanceada y
nutritiva y promoverle que sea un niño activo. Una alimentación balanceada y
saludable consiste en comer muchas frutas y verduras y disminuir el consumo de
grasas y azúcares. Por lo general, los problemas de alimentación en los niños
tienen una estrecha vinculación con la comida basura: beber muchas bebidas
refrescantes con alto contenido de azúcares y alimentos con exceso de grasa. Si
como madre o padre puedes inculcarle la importancia de comer sano, y los
beneficios que le traerá al organismo, estarás sentando la base para que tu
hijo sea un niño que goce de mejor salud. No olvides de hablarle a tu
pequeño sobre el valor de la actividad física y los beneficios que tiene
descansar correctamente. Si tu hijo comienza a practicar actividad física desde
pequeñito, es muy probable que adquiera esa costumbre y la mantenga durante el
resto de su vida. Aquellos hábitos que se asimilan cuando somos niños, son
aquellos que tienen mayores probabilidades de perdurar en el tiempo. Una buena alimentación y el
ejercicio habitual son dos hábitos que guardan una importante relación con el
aspecto físico de la niña o niño. Los niños que comen bien y que hacen
ejercicio habitual, pocas veces padecen de obesidad infantil, se sienten mejor
con su aspecto físico y como consecuencia, consigo mismos.
BUSCA RAZONES PARA ELOGIAR A TUS HIJOS Los niños suelen frustrarse con
facilidad cuando no pueden cumplir satisfactoriamente con los objetivos que se
proponen. En estos casos, nada será más reconfortante para una hija que cuando
su padre le ofrece un elogio sincero y amable cuando las cosas no le salen como
quiere, especialmente si ha puesto mucho esfuerzo en la tarea. Busca
permanentemente razones para elogiar a tu hijo. Los elogios sinceros animarán a
tu hijo a enfrentarse nuevamente y con mayor energía a los desafíos. Por
ejemplo, si tu hija pinta un paisaje dile “me gusta la forma como has recreado
la casa, es muy similar a la nuestra”. En este caso, a lo mejor la montaña o el
árbol no le han salido tan bien, pero de esta forma, estás poniendo el énfasis
en las cosas que mejor le han salido, cuando ella está triste por las que peor
le han salido. Cuando hables con tu niño,
acostúmbrate a hacerle preguntas tales como “¿Qué te gusta más acerca de esta
foto?” o “¿Cuál es tu parte favorita de la película que vimos ayer?”. De esta
forma, si conoces los gustos de tu hijo, sabrás cuándo y cómo debes elogiarle.
No olvides que el elogio es un estímulo para que tu hijo pueda mejorar en su
autoestima. No la adules permanentemente pues corres el riesgo de que tu hijo
sea una soberbia. Tampoco la elogies sin razón, ya que perderá la confianza en
que tus elogios son sinceros. Busca el punto medio para los elogios y será una
excelente forma para que tu hija tenga una alta autoestima.
INCULCA A TUS HIJOS LA IDEA DEL ESFUERZO Es importante inculcar a los
niños la idea del esfuerzo. Un niño necesita saber que para que las cosas le
salgan bien, o para mejorar, deberá esforzarse. La idea de esfuerzo para lograr
lo que quiere será una idea que le acompañará durante el resto de su vida y
puede ser el motor que le permita seguir adelante en los momentos más difíciles. Enséñele a su hijo que “la
práctica hace la perfección” o, al menos, que la repetición conduce a la
mejora. Muéstrele a su hijo por sus propios actos que si intenta algo y la
primera vez que no tienen éxito, un segundo o tercer intento puede traer resultados
positivos.
NO PRESIONES A LOS NIÑOS PARA QUE TENGAN ÉXITO Si tú como padre o madre
presionas a tus hijos para que siempre tengan éxito, estarás sentando las bases
para que luego tu hijao hijo sea una
personainsegura y con falta de confianza
en sí misma. La función como padre es darles
el valor a tus hijos para que pueda encarar las tareas con mayor comodidad y
seguridad. Es bueno saber que todos los niños requieren de signos de aprobación
y motivación por parte de sus padres, así que es bueno utilizar frases tales
como: “creo en ti”, “te vi en el show”, “sigue adelante”, “tú puedes”. Pero no
le exijas someterse a esas situaciones si no son del agrado de la pequeña o del
niño. Darles valor significa reconocer
sus progresos y no solo recompensar los objetivos que logren al 100%. Por
ejemplo, sonríele con amor mientras trata de usar los cubiertos, aunque la
comida se le caiga. Anímalo aun cuando en su primer intento a andar en una
bicicleta a 2 ruedas, no lo consigue; dale un abrazo por participar en el
concurso de canto o reconoce su esfuerzo por haber sacado un 8 de calificación
en una asignatura en la que se ha esforzado. Asegúrate de no querer o
pretender que tus hijos sean los mejores. Ese deseo solo ejercerá presión y
hará que los niños se frustren con facilidad cuando no lo consiguen.
ESCUCHA CON ATENCIÓN LOS PLANTEAMIENTOS DE TU HIJO Los niños suelen tener una manera
inocente y sencilla de expresar aquello que sienten. Es tu deber como madre
saber leer entre líneas qué es lo que tu hijo quiere decirte. Para ello, nada
mejor que prestar atención a cada conversación que mantengas con tu hijo. Cuando estés hablando con tuhijo, mírale a los ojos y observa sus
movimientos. Mirar fijo a los ojos es una muestra de que aquello que dice tiene
importancia. Además, es probable que ciertas actitudes y gestos de tu hijo
también quieran expresar alguna molestia o desagrado. Tienes que saber que
quizás hay actitudes tuyas que tu hijo no comprende o que no ve con buenos
ojos. Una buena comunicación entre ambos ayudará a conocer realmente qué es lo
que tu hijo piensa. Llegar a comprender a tu hijo estrechará el vínculo
afectivo entre ambos, y ese simple gesto dará al niño la seguridad suficiente
para encarar las situaciones cotidianas de su vida.
ENSEÑA A TUS HIJOS A VALORAR A LAS DEMÁS PERSONAS Los niños tienen en general
grupos de compañeros que pueden aceptarlos o tratarlos de manera indiferente.
Si tu niño va al parvulario, habla con la profesora para conocer la manera
cómoactúa tu niño frente al grupo.
Háblale a tu hijo de los beneficios de ser una persona sociable. Dile, por
ejemplo, que tener un grupo de amigos le hará sentirse mejor anímicamente ya
que tendrá personas de su misma edad con quienes compartir juegos, reuniones,
fiestas y tareas. Si consigues que tu hijo sea sociable harás que mejore su
autoestima y que tenga una actitud más positiva en sus relaciones
interpersonales. Valorar a otras personas es el
punto de partida para fomentar las relaciones de grupo. No te olvides que tu
hijo copiará de ti esa actitud, así que trata de ser amable con tu entorno más
cercano. Enséñale a tu hijo las tres palabras clave de una buena convivencia: perdón, gracias y por favor. Si logras incluir en su vocabulario estas tres
frases, será un niño con valores y por lo tanto, valorado. No te olvides que
una persona que respeta al prójimo será mejor aceptada socialmente que otro
niño al que no le interese guardar las formas.
MUESTRA HÁBITOS Y COSTUMBRES POSITIVAS Un padre es un referente
importantísimo en la construcción de la autoestima del niño. Una manera de
reforzar esa imagen es hablar de manera positiva sobre ti mismo ante tus hijos
y de mostrar una actitud optimista ante la vida y ante las adversidades. Pero no te quedes solamente en
las palabras. Debes saber que deberás inculcarle a tu hijo buenos hábitos con
el ejemplo. De nada servirá que le digas que debe ser una persona cordial y
educada si después te saltas la cola en el cine o entras en el metro empujando
al resto de los pasajeros. Tu hijo aprenderá mejor del ejemplo de las acciones
que ve cada día que de las palabras que le digas. Un buen ejemplo será una especie
de espejo que tu hijo intentará copiar. Si tu hijo o hija te ve constantemente
actuando de manera equivocada, seguramente adoptará estas costumbres que ve y
será mucho más difícil llevarlo por otro camino. Ten en cuenta que ahora eres
su modelo a seguir.
NO EDUQUES A NIÑOS QUE SE SIENTAN CULPABLES Si un padre pasa la mayor parte
de su tiempo resaltando los errores de su hijo, seguramente tendrá como
resultado un niño inseguro de sí mismo, que se sentirá culpable. El sentimiento de culpa es uno de
los sentimientos más indeseados que un niño puede tener ya que afectará
ineludiblemente a su amor propio y a su autoestima. Para un padre, siempre es
más fácil destacar los errores de un niño que sus logros; así que haz un
esfuerzo por reconocer las cosas que hace bien y celebra los aciertos de tu
hijo. Por ejemplo: cuando tu pareja
llegue del trabajo, podrías decirle: “MIRA, el niño ha recogido sus juguetes el
solo”.Se trata de una frase que tendrá
mucho valor para tu hijo, pues sentirá que es importante para ti. Si el niño necesita decirte algo,
deja de hacer lo que estés haciendo y escúchale con atención. Acepta sus
emociones sin juzgarlas, no censures sus palabras, valida sus sentimientos y
comparte lo que te dice con empatía. De esta forma, el niño no se sentirá
culpable, estarás aumentando la confianza que el niño tiene en sí mismo, lo
cual le ayudará a que se vaya sintiendo cada vez más cómodo y seguro para
expresarse con libertad y honestidad cuando sea un adulto. Si estás cansado y no puedes
prestarle la atención que merece, no olvides que tu hijo no tiene la culpa, por
lo que haz un esfuerzo.
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