miércoles, 16 de marzo de 2016

10 consejos para que los niños hagan solos los deberes


Esta semana, hemos querido recoger una lista de ayuda para que los padres no pasen buena parte de la tarde haciendo con sus hijos los deberes del colegio. 

1.- Un sitio fijo para hacer los deberes: no, no se trata de que todos tengamos la suerte de poder sentarnos en una biblioteca preciosa donde los niños, rodeados de un ambiente académico, se pongan a hacer los deberes. Pero, teniendo en cuenta el tamaño medio de las casas, basta que tengan un sitio fijo donde hacerlos. Puede ser una mesa de la cocina convenientemente despejada, o un escritorio en su dormitorio o la mesa del salón. Pero siempre el mismo sitio, con lo que precisen y que se encarguen ellos de saber qué es. Que no seamos los padres los que vaciemos las mochilas buscando qué deberes tienen.

2.- Rutina: Lo mismo que con el sitio, los niños deben saber que hay una hora fija para poder hacer los deberes. Que no es cuando les apetezca, cuando se acuerden, cuando sea. Que sepan, por ejemplo, que después de merendar al llegar del cole es un buen momento. En su sitio, a su hora y en un ambiente de relativa tranquilidad. Eso no quiere decir que se imponga el silencio, pero sí parece razonable que no esté encendida la televisión o una radio a todo volumen. Ellos tienen que notar que es un momento importante de concentración.

3.- No empezar por lo más difícil. El ejercicio mental es como el físico, requiere cierto calentamiento. Así conviene no empezar por el reto más duro.

4.- Aprovechar para enseñarles a ser autónomos y amar el conocimiento. Una tarde de deberes puede ser el momento precioso en el que los padres le expliquen a sus hijos cómo se buscan palabras en el diccionario familiar. O se puede aprovechar para contarles algo más del tema que están tratando. Que aprecien que es un momento dedicado a aprender y lo que eso significa: el mundo se irá abriendo delante de sus ojos de distintas maneras, dependiendo de todo lo que vayan descubriendo.

5.- No abusar de los grupos de whatsapp de padres. Está bien poder consultar en un momento dado si alguien se ha llevado la chaqueta o el libro de nuestros hijos o ponernos de acuerdo sobre un regalo de cumpleaños, pero no pueden convertirse en las agendas de los niños o en una cooperativa de soluciones a los problemas de toda la clase. Lo del trabajo colaborativo absoluto está bien para más adelante y sin sus padres de intermediarios.

6.- No quejarse delante de los niños. Sí, puede que algunos deberes sean absurdos, que haya profesores que no parezca que tengan en cuenta nuestros deseos de no ayudar a los hijos pero conviene que esas conversaciones las tengamos lejos de los niños. Esa es justo la manera en la que se socava la autoridad del profesor. ¿Con qué actitud irán nuestros hijos a clase si nos han escuchado meternos con sus profesores?

7.- Usa los incentivos. En un mundo ideal, lo suyo es que los niños hagan los deberes porque aprecien que es bueno para su aprendizaje. Pero no siempre ocurre. Influyen muchas variables y puede ser que, para algunos, funcionen los incentivos o los castigos. No hay media hora de dibujos si no se hacen los deberes. No se toca el ordenador si no se hacen. El fin de semana se podrán tomar un refresco. O unas pocas chuches. Lo que se quiera que sea razonable.

8.- Ellos solos: Es una conversación recurrente entre los padres de hoy en día: ¿A que nuestros padres no nos ayudaban tanto? Y es que no debemos ayudar. Puede ser que haya profesores que manden deberes que precisen de la colaboración de los padres, pero no debería ser la norma. Los deberes están hechos para repasar lo que han aprendido en el colegio. Para que, por su cuenta, investiguen sobre países, animales, etc. ¿Qué conseguimos ayudándoles? Esa es la pregunta a la que debemos contestar antes de sentarnos con ellos. Pero que sepan que estamos ahí por si tienen una duda.

9.- La amenaza suprema. Si todo ha fallado, si los niños no quieren, se empeñan en que no, entonces,  conviene poner cara muy seria, todo muy calmado mejor que gritos y decir: “No pasa nada. Ahora mismo escribo una nota y le digo al profesor que no quieres hacer los deberes”. Suele funcionar. Pero es un arma de la que no conviene abusar, es último recurso total.

10.- Todos estos consejos se pueden resumir en lo siguiente: rutina, calma, sitio fijo, autonomía y transmitirles que los deberes son importantes porque ayudan a aprender. Sí, para la intimidad de los padres dejamos todo lo demás: que si son demasiados, que si el profesor no se lo ha trabajado, que si tenemos en España más deberes que en otros países a los que les luce mejor el pelo en PISA.


lunes, 7 de marzo de 2016

La autoestima en niños


Por continuar de alguna forma con los talleres de psicología que se han dado a padres y alumnos desde el AMPA, os pasamos un artículo sobre cómo aumentar la autoestima en los niños.

Como siempre, esperemos que os guste y lo disfrutéis. 

CONSEJOS PARA AUMENTAR LA AUTOESTIMA EN NIÑOS

La autoestima es el amor y aprecio que tenemos por nosotros mismos. Cada nueva experiencia, cada éxito o fracaso y todas las cosas que hacemos van formando y cambiando la imagen que tenemos sobre nosotros mismos. Cuando un niño está en su etapa de desarrollo, se está formando su autoestima, y la autoestima en los niños es especialmente vulnerable, ya que tiene pocas experiencias con las que formarse una idea sobre sí mismo. Si el niño forma una baja autoestima, le perjudicaría en la formación de su personalidad. Las inseguridades propias de la edad o los temores a fracasar ante lo desconocido, hacen que la autoestima pueda sufrir especialmente durante esta edad. Para aliviar esos episodios y lograr que el niño se convierta en una persona más feliz, existen algunos consejos que los padres pueden llevar a cabo, que te resumimos en este artículo.
Un niño con una alta confianza en sí mismo (alta autoestima) tendrá mayores posibilidades de superar las dificultades que se le presentan. Y otro aspecto importante: debes saber diferenciar entre autoestima y soberbia. Hay una gran diferencia entre fomentar la autoestima y la soberbia. Tú fomentarás la soberbia en tu hijo si le inculcas la idea de que debe de ser perfecto. No cometas el error de presionar a tu pequeño, ya que puede ser muy nocivo y perjudicial para la autoestima de tu hijo. Como padres, debemos contribuir a que el niño tenga un buen desarrollo de la autoestima y mucha confianza en sí mismo y en sus posibilidades.
A pesar de que la autoestima está compuesta por múltiples factores y de que existen muchas técnicas específicas para mejorarla, vamos a explicar una serie de consejos que siempre deberíamos tener en mente si queremos tener una autoestima alta y saludable. Son los siguientes:

  • Intenta convertir los pensamientos negativos en positivos: Si consigues detectar esos pensamientos negativos, detenerlos y buscar la parte positiva de la situación, habrás evitado un daño a tu autoestima.
  • Sé concreto y no generalices: Todos podemos cometer errores en un momento dado. Debemos evitar generalizar esos errores y convertirlos en descripciones negativas de nuestra persona.
  • Céntrate en las partes positivas de tu personalidad: Busca tus cualidades y siéntete orgulloso de ellas. Reflexiona sobre tus logros del pasado y extrae de esas experiencias las cualidades positivas que causaron esos éxitos.
  • No te compares con los demás: Todos tenemos cualidades y limitaciones. No debemos sentir que somos inferiores a alguien porque esa persona destaque en algún aspecto. Seguramente nosotros destaquemos en otros muchos.
  • Confía en ti mismo: Debes conocer tus capacidades y opiniones y confiar en ellas. Toma tus decisiones basándote en ti mismo más que en la opinión de los demás.
  • Acéptate a ti mismo: Se consciente de que eres una persona valiosa por ser quien eres y acepta todas tus características, tanto positivas como negativas.
  • Esfuérzate por mejorar: Intenta superar esos aspectos con los que no estés a gusto. Establece unas metas, ponlas en práctica y esfuérzate para lograr esos cambios.

Algunos de los puntos en que puedes trabajar para fomentar la autoestima de tus hijos son:

OFRECE A LOS NIÑOS OPORTUNIDADES PARA QUE TENGAN ÉXITO

Los niños necesitan sentir que pueden cumplir con los objetivos que se proponen. Para ello, debes dar a los niños muchas posibilidades de que puedan tener éxito. Si tu hijo es especialmente bueno en algo, ofrécele tantas oportunidades como sea posible para que él o ella puedan sobresalir. Cuantas más oportunidades tenga tu hijo de mostrar sus habilidades, más posibilidades tendrá de triunfar.
Si a tu hijo le gustan las matemáticas, intégralo o anímale a que se apunte a algún grupo de la escuela de matemáticas. Seguramente disfrutará de hacer lo que le gusta y al mismo tiempo podrá incrementar la confianza que tiene en sí mismo y aprenderá nuevos conocimientos. Si no le gustan los deportes, no le obligues a practicar alguno de ellos o a entrenar alguna disciplina ya que podría sentirse frustrado y su autoestima bajaría considerablemente si no puede lograr los objetivos o cumplir con tus expectativas.
Tu tarea como padre debe ser estimularle a aprender pero sobre todo sin olvidar sus gustos y las habilidades propias del niño. Cuando conozcas realmente qué es lo que tu hijo realmente desea hacer, ese camino será más fácil y podrás guiarle cómodamente para que realice las actividades que prefiere.



LIMITA LAS EXPERIENCIAS DIFÍCILES A TUS HIJOS

Un padre no puede tener el control de todo lo que ocurre alrededor de su hijo. Sin embargo, puedes aconsejar y guiar a tu pequeño en aquellas situaciones que sería mejor evitar. Si tu hijo está expuesto a experiencias difíciles o que no son acordes a su edad, o que se le dan especialmente mal, se sentirá frustrado ya que no podrá alcanzar sus objetivos.
Tu deber como padre será tratar que tu hijo se encuentre con experiencias que puedan adaptarse a su talento y a sus habilidades. Para que le puedas guiar correctamente, es muy importante que conozcas en profundidad los gustos y los deseos de tu hijo.
No olvides que los niños no pueden ser buenos en todo lo que hacen y si ejerces presión para que sea el mejor en todo, estarás poniendo las bases para que tu niño o niña sea una persona insegura.
Tú conoces a tu hijo mejor que nadie en el mundo y puede reconocer con facilidad cuáles son sus habilidades y, dentro de lo posible, disminuir aquellas tareas o aquellas actividades y experiencias en las que la niña o el niño no deban participar,  y evitar que tu hijo tenga que convivir con ellas.



EDUCA A TU HIJO PARA QUE SEA SOCIABLE

Un niño será más feliz y seguro de sí mismo si puede compartir sus habilidades y cualidades con otros niños de su misma edad. Compartir experiencias no solo hace que tu hijo pueda expresar sus sentimientos y emociones, sino también que pueda aprender de las virtudes y errores del grupo. Intenta que tu hijo se integre con el resto de sus compañeros, pero no lo fuerces a permanecer en un grupo en el que se siente incómodo. Es decir, trata de que se reúna con niños de su edad, pero si tu hijo no demuestra interés, no lo fuerces. Seguramente habrá algún motivo por el cual no le gusta estar con ellos. Intenta averiguar esos motivos y ayudarle a que sea un niño más sociable.
Si tu hijo tiende a aislarse o que le cuesta integrarse, procura llevarlo a lugares en los que pueda socializar: un parque en el que haya muchos niños, un parque de atracciones, u organizar una fiesta infantil en tu casa puede ser el punto de partida para que el niño empiece a relacionarse y a estrechar lazos con otros niños. Un niño sociable tendrá en el futuro mayores herramientas para comunicarse y podrá triunfar en todos los ámbitos de su vida.


TRASMITE A LOS NIÑOS EL VALOR DE COMPARTIR

La educación de un niño debe poner énfasis en aquellos valores que le ayudarán a crecer espiritualmente y además le proveerán de las herramientas para que pueda conectarse con su grupo más cercano. En este punto, es muy importante trasmitirle al niño el valor de compartir. Si un niño comparte tanto sus objetos personales como sus ideas, es probable que el resto del grupo lo catalogue como una persona generosa y comprensiva y no querrán dejarlo de lado.
La mejor manera de trasmitir un valor tan fundamental como la generosidad y la solidaridad es a partir del ejemplo. Si tu niño observa que eres una persona que comparte sus bienes o sus pensamientos con el entorno, seguramente actuará de la misma manera. Sin embargo, ten en cuenta que lo que se debe trasmitir es el valor de compartir, que no es lo mismo que dar lo que a uno le sobra. Compartir significa un acto generoso y solidario para con el otro, en el que uno debe desprenderse de algo, que muchas veces cuesta, para dárselo de manera desinteresada a otro compañero. Una buena idea para que el niño explore el valor de esa palabra es enseñarle que debe prestar sus juguetes, sus libros, compartir con otros niños su merienda o sus chuches.



ENSEÑA A TU HIJO A DISFRUTAR DE LAS PEQUEÑAS COSAS

El día a día que vivimos hace que apenas nos detengamos a disfrutar y apreciar los detalles y las pequeñas cosas que nos pasan cada día. Si eres una persona que está permanentemente ocupada, que dedicas tu tiempo únicamente a trabajar y a realizar actividades que no te gustan, es probable que tu hijo observe estas actitudes e imite tu ejemplo. El hecho de no encontrar el tiempo y el lugar para poder disfrutar aunque sea de algunos pequeños momentos cada día, es un ejemplo que trasladarás a tu hijo.
Una buena forma para evitar que esto ocurra es conversar con tu hijo acerca del valor que tienen esas pequeñas cosas y esos pequeños momentos que ocurren cada día y disfrutarlos juntos. Un ejemplo de esto podría ser el momento del baño del perrito del niño. Si el niño puede compartir el baño semanal de su perro junto a ti, eso os dará un momento único e irrepetible a compartir en el que podréis divertiros juntos, charlar acerca del mundo animal y sobre aquellas situaciones cotidianas que tu hijo quiera hablar contigo y para las que no encuentra el momento adecuado para hacerlo.  Un paseo bajo la lluvia, lavar juntos el automóvil o leer una apasionante historia sentados en el sillón del hogar puede ser para ti solo un momento, pero para tu pequeño será realmente inolvidable. Las pequeñas cosas de la vida están para disfrutarlas y compartirlas. Ese simple gesto aumentará la autoestima de tu hijo y le hará sentir más feliz al ver, sentir y notar la presencia de su madre o padre.


SI TU HIJO SE EQUIVOCA, NO LE CRITIQUES

Un niño aprenderá acerca de las situaciones cotidianas de la vida a partir de sus aciertos, pero sobre todo de sus errores. Es muy común que los niños, cuando encaran nuevas experiencias, tiendan a equivocarse con facilidad. Si esto ocurre, no le des importancia. Piensa que cuando tu hijo se equivoca está pasando por una etapa que es parte del aprendizaje. Además, si tiene alguna equivocación, es un buen momento para que le indiques la manera de hacer las cosas.
No lo retes ni te enfades cuando el niño incurra en un error. Trata de mostrarle el error con tacto y de la forma más delicada y amable posible, porque el objetivo principal no es que tu hijo sufra todavía más por haberse equivocado, sino que aprenda. Si le hablas con un tono dulce y amable le darás al niño confianza en sí mismo y será un consejo de gran utilidad para la próxima vez. Pon especial atención en las acciones de tu hijo y háblale a los ojos cuando cometa el error. Dile, por ejemplo “Sería mejor que la próxima vez que quieras pintar un dibujo, pongas un mantel debajo de la mesa para evitar manchar la mesa con las acuarelas”.

Te dejamos un vídeo para reflexionar sobre la educación que reciben tus hijos


PERMITE QUE TUS HIJOS SE EQUIVOQUEN O COMETAN ERRORES

Un buen padre debe dejar que su hijo cometa errores de vez en cuando y a ser posible de forma controlada, pues es mucho más fácil que aprenda de los errores que de los aciertos. Además, es especialmente importante que sepa y aprenda a interiorizar las equivocaciones como oportunidades para mejorar.
Deja que tus hijos cometan sus propios errores. Los padres no debemos privar que nuestros hijos cometan errores ya que de esta forma aprenderán. Y cuando cometan errores o se equivoquen, es bueno que estemos ahí para ayudarles para que aprendan y lo interioricen de la forma más positiva posible.
La posibilidad de que el niño se equivoque no debería incluir la posibilidad de que tal equivocación pueda resultar en un daño físico o en un peligro para la integridad del niño. Por ejemplo, si el niño va a intentar hacer algo donde se pueda dañar, debemos evitarlo. Pero al margen de esto, debemos permitirle que se equivoque en sus decisiones. Por ejemplo, si un día elige ver una película en el cine que sabemos que no le va a gustar, debemos permitirle que la elija. Cuando se dé cuenta de su error, no le digas “Ya te lo dije”. El ya sabes que se lo dijiste.
Como padre, deja que tu hijo cometa errores. Esto dejará lecciones muy valiosas para que los niños puedan desarrollar la confianza en sí mismos. Así que si por ejemplo tu hijo quiere salir a la calle un día de invierno con una camiseta, déjalo, aunque vaya a pasar frío. Puedes esconder en un bolso un jersey para dárselo cuando tenga frío. Pero vigila lo que le dices cuando el niño se arrepienta y quiera cambiarse. En lugar de recriminárselo diciéndole: “TE LO DIJE”, puedes decir: “¿qué te parecería ponerte este jersey? ya que está haciendo un poco de frío…” De esta manera no se dañara la autoestima del niño y entenderá que tiene derecho a equivocarse.
Las equivocaciones ocurren y siempre ocurrirán. Evitar que tus hijos se equivoquen, es ponerles en una situación no real, que tarde o temprano estallará de alguna forma. Es mejor permitirles que se equivoquen (dentro de unos límites) para que puedan aprender de sus errores y asimilarlo como algo natural.



JUEGA CON LOS NIÑOS

Para el desarrollo de todo niño, el tiempo de juego es muy importante. Cuando un pequeño juega, aprende habilidades que utilizará a lo largo de su vida, tales como la planificación y la cooperación con los demás compañeros.
Para tu hijo, la actividad del juego será mucho más placentera si la comparte contigo. En general, los niños ven que sus padres prestan una especial atención a su trabajo y que dejan en un segundo plano la posibilidad de compartir un tiempo con ellos. Tú sabes que los niños son las personas que más amas en el mundo, pero tus gestos y las acciones cotidianas le trasmiten al niño cierta indiferencia que puede interferir en la construcción de su autoestima. Recuerda lo importante que es para tu hijo compartir un tiempo de ocio y de juegos juntos, aunque solo sea durante algunos minutos.
Aprovecha los momentos de juego para hacerle saber lo orgulloso que estás de tener un hijo como él. Los niños quieren ser alabados, pero tampoco te excedas ni le alabes sin motivo ya que en lugar de fomentar la autoestima de tu hijo estarías educando a un niño soberbio.


HABLA CON CADA UNO DE TUS HIJOS

Un niño podrá tener confianza en sí mismo si las personas de su entorno le prestan atención a lo que dice. En ese sentido, es muy importante la comunicación diaria que puedas establecer con tu hijo. Muchas veces, los quehaceres cotidianos y nuestros problemas del día a día hacen que estemos preocupados por la situación actual del país, los problemas personales o laborales o las facturas que debemos pagar. A menudo, los problemas del día a día no nos dejan ver lo que es realmente importante. Dedicar cada día unos minutos a conversar con tu hijo puede ser la mejor manera de lograr una mejor comunicación y así estrechar los vínculos personales con él. Si conversas con tu hijo a diario, podrás conocer cuáles son sus miedos, qué cosas les molestan y que situaciones o experiencias les agradan. Saca tiempo para hablar con ellos. Si tienes varios hijos, no hables con todos a la vez. Cada uno de ellos es especial y único y si hablas con todos a la vez, seguramente tu hijo terminará sin contar las cuestiones que más le preocupan por vergüenza. No es necesario que planees una conversación seria en una mesa de café. Solo con dedicarle unos diez minutos diarios a conocer acerca de su situación en el colegio, quienes son sus compañeros o simplemente a hablar de temas que no son relevantes, le estarás mostrando a tu hijo cuanto le importas. En este caso, es importante que tu hijo sea plenamente consciente de que le estás dedicando el tiempo a él y que él es lo más importante. Por ello, no sirve hablar mientras estás viendo la televisión y han puesto unos anuncios. Habla con él y pone en ello los 5 sentidos y todo el entusiasmo de que seas capaz. Tu hijo se dará cuenta y lo valorará.
Tener un diálogo fluido con tus pequeños es posible y puede darle otra perspectiva de la vida, haciendo que no se preocupe tanto por sus problemas. Gracias a estas conversaciones, podrás conocer todavía mejor a tu hija o hijo, saber cómo piensa, como es y qué cosas le preocupan. También serán unos momentos estupendos para disfrutar de él. ¿Por qué no te propones ya dedicarle unos 10 minutos diarios a hablar con cada uno de tus hijos?



AYUDA A QUE TUS HIJOS PUEDAN PONERSE METAS REALISTAS

Los niños suelen sentir temor ante los desafíos ya que su personalidad se está todavía formando y todavía no pueden medir con claridad o tienen la experiencia suficiente para saber si van a poder resolver satisfactoriamente los problemas del día a día. Tus hijos necesitan saber que pueden y deben de enfrentarse a los desafíos y que cuando se arriesgan la posibilidad de fracaso existe, pero si ocurre, es importante que no lo vean de forma negativa. Diles a tus hijos que cualquiera de nosotros puede fracasar, incluso tú. Seguro tendrás miles de ejemplos cotidianos que mostrarles. Ellos necesitan escuchar que otras personas también fracasan en sus intentos, ya que así asimilarán mejor sus equivocaciones y las situaciones frustrantes. Sin embargo, como madre o padre, tú tienes el deber de enseñarle a tu hijo que debe de ponerse objetivos realistas. Es decir, que las metas que se ponen se puedan cumplir.
Si por ejemplo tu hija empieza hoy la clase de gimnasia, explícale que le llevará un tiempo poder realizar todas las actividades. Hoy le enseñarán a correr, mañana a realizar la voltereta y quizás con el paso de los días podrá hacer una rondada. No te canses de repetirle que puede mejorar con el esfuerzo, ya que eso le dará a la niña ganas de seguir intentándolo y le hará una persona con mayores ambiciones de crecer y perfeccionarse, pero tampoco permitas que se convierta en una obsesión.



INCULCA A LOS NIÑOS EL AMOR POR LA VIDA Y LA NATURALEZA

La mejor etapa para inculcar los valores en una persona es la infancia, pues es el momento en el que su personalidad y su desarrollo cognitivo se están formando. Amar a la vida y a la naturaleza debe ser uno de los principales valores a trasmitir, pues a través de esto estarás educando a que tu hija o hijo sea una persona más solidaria y humana.
Si tu hijo no tiene una relación estrecha con la naturaleza, será tu deber enseñarle a amar al resto de los seres vivos que comparten con nosotros el planeta. Una buena idea es comprarle una mascota. Ese pequeño ser viviente le dará al niño mucho afecto y amor, y seguramente será su compañía cuando no estés presente. Un niño podrá aprender el sentido de la responsabilidad, pues esa mascota estará a su cargo. Las tareas básicas de alimentación, aseo, y los paseos serán para el niño la manera de conectarse con otros seres y seguramente se sentirá más reconfortado.
También deberás enseñarle la manera de cuidar el planeta y la ecología. Por ejemplo otras cosas que debes de explicarle a tu hijo pueden ser la importancia de no tirar papeles al suelo, reciclar la basura y no matar animales o plantas. Si le inculcas a tu hijo a que quiera y valore nuestro planeta y a los seres vivos, conseguirás que el niño se sienta más seguro, pues tendrá entre sus manos la posibilidad de contribuir a que nuestro planeta sea un planeta mejor y más habitable.



SÉ CARIÑOSO CON TUS HIJOS

Una madre o un padre cariñoso y afectuoso con sus hijos tendrá muchas más posibilidades de ganarse su confianza que otro padre que actúe de manera fría o violenta. No olvides que la mejor manera de generar un vínculo afectivo estrecho es demostrando afecto y cariño por las personas que más quieres. No sientas miedo ni vergüenza de decirle a la niña o al niño cuanto le quieres, o de dar a tus hijos muchos abrazos y besos para expresarles cuanto les quieres. Ese simple gesto vale más que mil palabras y le enseñará a tu hijo que no está solo y que puede contar contigo para lo que necesite.
Si tu hijo mete un gol en un partido de fútbol de la escuela querrá sentir el halago de un abrazo tuyo. Una muestra de cariño le indicará que va por el buen camino. Pero si tu hijo lo falla, y por ello pierden el partido, todavía necesitará ese abrazo tuyo mucho más. Necesitará ese abrazo para entender que nada cambia y que le sigues queriendo igual que si lo hubiera marcado.
Cuando tu hijo haga algo malo o se equivoque, es importante que no te enfades excesivamente con él, y que si te enfadas, trates la situación con el máximo tacto posible. Por ejemplo, si un niño pega a su hermana, en lugar de decirle “Eres un niño malo”, o cualquier otra cosa que aporte poco a la situación, deberás decirle: “Pegarle a tu hermana no está bien, estoy enfadado por lo que has hecho”.
El lenguaje corporal y gestual también es muy importante en la formación de un niño. Es importante que no dejes de inculcarle de cariño necesario, ya que seguramente cuando sea adulto, él actuará de la misma manera con sus propios hijos.


GUÍA A TUS HIJOS A APRENDER NUEVAS TAREAS

Si a tu hijo le ofreces de forma regular la posibilidad de aprender otras cosas, le estarás dando oportunidades para que tenga éxito y obtenga conocimientos. Este es uno de los ingredientes clave para que gane confianza en sí mismo y esa es una de las piedras angulares de la felicidad. Cada tarea que tu hijo aprende y que luego se compromete a hacer le dará el valor necesario para encarar una tarea más difícil.
La oportunidad de hacer cosas nuevas da a los niños la oportunidad de sentirse bien consigo mismos. Inculca a tus hijos la necesidad de explorar siempre algo nuevo: probar comidas distintas, seleccionar nuevos amigos, animarse a subir a un tobogán más alto, etc. Explícale a tu hijo que aun cuando siempre existe la posibilidad de que las cosas no salgan bien, si no se arriesga un poco, hay muy pocas o nulas posibilidades de éxito. Deja que los niños experimenten en un ambiente seguro, y como padre, intenta no intervenir ya que esto ayudará a aumentar su autoestima. Por ejemplo: si tu hija o hijo está intentando montar un juguete y se frustra por no poder hacerlo, debes dejarle hacer para que él consiga solito ese objetivo. El solo hecho de decir “yo lo hago por ti” puede crear dependencia y disminuir la confianza de la niña o el niño. Aun así, si ves que el niño o la niña no lo va a poder conseguir, ofrécele tu ayuda para explicarle cómo hacerlo, pero en la medida de lo posible, deja que el niño participe lo máximo posible para que pueda interiorizar la situación como un logro personal.  Lo importante es que los niños y niñas pequeñas asuman riesgos que les lleven a aprender y a mejorar y ganar en autoestima.


PASA TIEMPO LIBRE CON TUS HIJOS

En estos tiempos en los que el trabajo se lleva casi todas las horas del día, parece que encontrar momentos para compartir con tus hijos es una misión casi imposible. Sin embargo, este aspecto debería ser una prioridad para conseguir que tu hijo tenga una alta autoestima. Por este motivo, busca la manera de compartir con tu pequeño al menos 20 minutos diarios.
Un paseo por el parque, una visita al cine, leerle en voz alta antes de irse a dormir o una comida juntos, dará al niño la confianza de que es una persona importante para ti. Tu hijo sentirá que lo valoras y lo respetas porque estás relegando parte de tu tiempo para pasarlo con él. Este sentimiento contribuirá a formar una persona más segura de sí misma y estrechará el vínculo afectivo, mejorándolo considerablemente. Si ves que tu hijo está realizando actividades improductivas, como por ejemplo ver la televisión, invítalo amablemente a que te ayude a preparar la cena. No le costará demasiado y seguramente se divertirán pasando esos momentos juntos.


NO ACTÚES EN FORMA VIOLENTA FRENTE A LOS NIÑOS

Si tu hijo crece en un entorno en el que hay lenguaje violento, gritos o en el que abunden los pensamientos pesimistas y de culpabilidad, es muy probable que tu pequeño se convierta en una persona insegura. En este entorno, el niño intentará aislarse de su entorno cercano (que no le resulta agradable) y tendrá una disminución considerable en su autoestima.
Esto sucede porque el niño interioriza el siguiente “mensaje”: las personas no tienen valor y son simplemente un objeto para ser utilizado. En algunos casos, los padres no tienen una actitud violenta directamente con los niños, pero pueden manifestarla con el entorno. Por ejemplo, si llevas a tus hijos en el coche y quedas atrapado en un atasco, trata de serenarte y no vociferar a los cuatro vientos palabras violentas ya que en ese tipo de situaciones sus hijos percibirán que eres una persona violenta. Esto se transmitirá a tus hijos que tendrán temor hasta de conversar contigo (por miedo a que te enfades). Cuida tu lenguaje y enseña a tus hijos con el ejemplo. Esta es la mejor manera de trasmitir una actitud y además te ayudará a convertirte en una persona más serena.
Pero las personas perfectas no existen, y es muy difícil que si pasamos mucho tiempo con nuestros hijos, nunca les gritemos o a veces nos excedamos en los gritos. Somos humanos, y después de un mal día en la oficina, es normal perder la paciencia. Cuando esto ocurra, y si has gritado excesivamente a tu hijo, discúlpate por los gritos “desproporcionados” que le has dado. Y sobre todo, hazle saber cuánto le quieres (aunque te hayas enfadado o incluso estés enfadado con el niño o la niña).



TRASMITE LA NECESIDAD DE CREER EN SUS SUEÑOS

Un niño que tiene y persigue sus sueños tendrá un motor irremplazable que le hará volar por mundos desconocidos. Los sueños son aquellas cuestiones que deseamos con muchas ansias y serán lo que movilicen al niño a caminar y a seguir adelante. Nadie mejor que un padre para estimular a que su hijo tenga sueños.
Tú conoces mejor que nadie a tus hijos y por tanto debes de inculcarle la necesidad de creer en algo. El primer paso será poner todos los medios a tu alcance para que tu hijo crea en sí mismo. Si el niño sabe que puede conseguir aquello que se propone, estarás educando a una niña o a un niño con una buena confianza en sí mismo y una alta autoestima.
Inspirar al niño a soñar puede ser una tarea simple. Por ejemplo, puedes leerle historias que despierten su curiosidad y el amor por temas desconocidos puede ser un punto de partida interesante para que tu hijo sea un soñador. Sin embargo, no le digas permanentemente que todo lo que se proponga será posible de realizar. Indícale también que muchos de sus sueños tal vez no se hagan nunca realidad, pero que vale la pena el esfuerzo por intentarlo, ya que si no se intenta, nunca lo conseguirá. Ayúdale también a interiorizar positivamente aquellos aspectos que no pueda conseguir para que nunca pierda la motivación por seguir intentándolo, aunque fracase.


CONFÍA EN LOS NIÑOS

Si eres una persona que desconfías de tus hijos, les trasmitirás esa sensación de inseguridad a los niños. Si tus hijos ven que tú, que eres la persona más importante para la niña o el niño y su punto de referencia no confías en ellos, difícilmente ellos van a poder confiar en ellos mismos. Lo contrario también es cierto, es decir, si tú tienes confianza en tu niña o niño, será más fácil que ella o él lo tengan también. Por ello, trata de confiar en las actitudes y acciones de tus hijos, ya que este simple gesto les dará confianza y les hará sentir que son importantes.
Los niños en general aprenden del ejemplo de sus padres. Por ese motivo, es importante que les guíes en las tareas, pero que puedas dejarles aprender y equivocarse a ellos solos. Recuerda que es importante estar presentes para indicarles el error, pero con esa misma actitud indícales la manera como pueden resolver los problemas ellos mismos. La confianza en sí mismos es un valor importante para que puedan construir su propia autoestima, basándose en el cariño, la protección y el deseo de su madre o padre. No los persigas ni te conviertas en un padre obsesivo por controlar a tus hijos. Dejarlos actuar es una manera de conocer si los niños asimilan o no aquellas cuestiones que tú, con tanto esfuerzo, les quieres inculcar.  Si les das confianza a tus hijos, sentirán que no están solos, y podrán enfrentarse con mayor seguridad a las situaciones cotidianas de la vida.


INFUNDE HÁBITOS SALUDABLES A TUS HIJOS

Un niño sano tendrá mayor predisposición para asimilar aquellos hábitos, costumbres y consejos que los padres quieran trasmitirle.
Una de las mejores maneras de que tu hijo goce de buena salud es proporcionarle una alimentación balanceada y nutritiva y promoverle que sea un niño activo. Una alimentación balanceada y saludable consiste en comer muchas frutas y verduras y disminuir el consumo de grasas y azúcares. Por lo general, los problemas de alimentación en los niños tienen una estrecha vinculación con la comida basura: beber muchas bebidas refrescantes con alto contenido de azúcares y alimentos con exceso de grasa. Si como madre o padre puedes inculcarle la importancia de comer sano, y los beneficios que le traerá al organismo, estarás sentando la base para que tu hijo sea un niño que goce de mejor salud.
No olvides de hablarle a tu pequeño sobre el valor de la actividad física y los beneficios que tiene descansar correctamente. Si tu hijo comienza a practicar actividad física desde pequeñito, es muy probable que adquiera esa costumbre y la mantenga durante el resto de su vida. Aquellos hábitos que se asimilan cuando somos niños, son aquellos que tienen mayores probabilidades de perdurar en el tiempo.
Una buena alimentación y el ejercicio habitual son dos hábitos que guardan una importante relación con el aspecto físico de la niña o niño. Los niños que comen bien y que hacen ejercicio habitual, pocas veces padecen de obesidad infantil, se sienten mejor con su aspecto físico y como consecuencia, consigo mismos.


BUSCA RAZONES PARA ELOGIAR A TUS HIJOS

Los niños suelen frustrarse con facilidad cuando no pueden cumplir satisfactoriamente con los objetivos que se proponen. En estos casos, nada será más reconfortante para una hija que cuando su padre le ofrece un elogio sincero y amable cuando las cosas no le salen como quiere, especialmente si ha puesto mucho esfuerzo en la tarea. Busca permanentemente razones para elogiar a tu hijo.
Los elogios sinceros animarán a tu hijo a enfrentarse nuevamente y con mayor energía a los desafíos. Por ejemplo, si tu hija pinta un paisaje dile “me gusta la forma como has recreado la casa, es muy similar a la nuestra”. En este caso, a lo mejor la montaña o el árbol no le han salido tan bien, pero de esta forma, estás poniendo el énfasis en las cosas que mejor le han salido, cuando ella está triste por las que peor le han salido.
Cuando hables con tu niño, acostúmbrate a hacerle preguntas tales como “¿Qué te gusta más acerca de esta foto?” o “¿Cuál es tu parte favorita de la película que vimos ayer?”. De esta forma, si conoces los gustos de tu hijo, sabrás cuándo y cómo debes elogiarle. No olvides que el elogio es un estímulo para que tu hijo pueda mejorar en su autoestima. No la adules permanentemente pues corres el riesgo de que tu hijo sea una soberbia. Tampoco la elogies sin razón, ya que perderá la confianza en que tus elogios son sinceros. Busca el punto medio para los elogios y será una excelente forma para que tu hija tenga una alta autoestima.


INCULCA A TUS HIJOS LA IDEA DEL ESFUERZO

Es importante inculcar a los niños la idea del esfuerzo. Un niño necesita saber que para que las cosas le salgan bien, o para mejorar, deberá esforzarse. La idea de esfuerzo para lograr lo que quiere será una idea que le acompañará durante el resto de su vida y puede ser el motor que le permita seguir adelante en los momentos más difíciles.
Enséñele a su hijo que “la práctica hace la perfección” o, al menos, que la repetición conduce a la mejora. Muéstrele a su hijo por sus propios actos que si intenta algo y la primera vez que no tienen éxito, un segundo o tercer intento puede traer resultados positivos.


NO PRESIONES A LOS NIÑOS PARA QUE TENGAN ÉXITO

Si tú como padre o madre presionas a tus hijos para que siempre tengan éxito, estarás sentando las bases para que luego tu hija  o hijo sea una persona  insegura y con falta de confianza en sí misma.
La función como padre es darles el valor a tus hijos para que pueda encarar las tareas con mayor comodidad y seguridad. Es bueno saber que todos los niños requieren de signos de aprobación y motivación por parte de sus padres, así que es bueno utilizar frases tales como: “creo en ti”, “te vi en el show”, “sigue adelante”, “tú puedes”. Pero no le exijas someterse a esas situaciones si no son del agrado de la pequeña o del niño.
Darles valor significa reconocer sus progresos y no solo recompensar los objetivos que logren al 100%. Por ejemplo, sonríele con amor mientras trata de usar los cubiertos, aunque la comida se le caiga. Anímalo aun cuando en su primer intento a andar en una bicicleta a 2 ruedas, no lo consigue; dale un abrazo por participar en el concurso de canto o reconoce su esfuerzo por haber sacado un 8 de calificación en una asignatura en la que se ha esforzado.
Asegúrate de no querer o pretender que tus hijos sean los mejores. Ese deseo solo ejercerá presión y hará que los niños se frustren con facilidad cuando no lo consiguen.


ESCUCHA CON ATENCIÓN LOS PLANTEAMIENTOS DE TU HIJO

Los niños suelen tener una manera inocente y sencilla de expresar aquello que sienten. Es tu deber como madre saber leer entre líneas qué es lo que tu hijo quiere decirte. Para ello, nada mejor que prestar atención a cada conversación que mantengas con tu hijo.
Cuando estés hablando con tu  hijo, mírale a los ojos y observa sus movimientos. Mirar fijo a los ojos es una muestra de que aquello que dice tiene importancia. Además, es probable que ciertas actitudes y gestos de tu hijo también quieran expresar alguna molestia o desagrado. Tienes que saber que quizás hay actitudes tuyas que tu hijo no comprende o que no ve con buenos ojos. Una buena comunicación entre ambos ayudará a conocer realmente qué es lo que tu hijo piensa. Llegar a comprender a tu hijo estrechará el vínculo afectivo entre ambos, y ese simple gesto dará al niño la seguridad suficiente para encarar las situaciones cotidianas de su vida.


ENSEÑA A TUS HIJOS A VALORAR A LAS DEMÁS PERSONAS

Los niños tienen en general grupos de compañeros que pueden aceptarlos o tratarlos de manera indiferente. Si tu niño va al parvulario, habla con la profesora para conocer la manera cómo  actúa tu niño frente al grupo. Háblale a tu hijo de los beneficios de ser una persona sociable. Dile, por ejemplo, que tener un grupo de amigos le hará sentirse mejor anímicamente ya que tendrá personas de su misma edad con quienes compartir juegos, reuniones, fiestas y tareas. Si consigues que tu hijo sea sociable harás que mejore su autoestima y que tenga una actitud más positiva en sus relaciones interpersonales.
Valorar a otras personas es el punto de partida para fomentar las relaciones de grupo. No te olvides que tu hijo copiará de ti esa actitud, así que trata de ser amable con tu entorno más cercano. Enséñale a tu hijo las tres palabras clave de una buena convivencia: perdón, gracias y por favor. Si logras incluir en su vocabulario estas tres frases, será un niño con valores y por lo tanto, valorado. No te olvides que una persona que respeta al prójimo será mejor aceptada socialmente que otro niño al que no le interese guardar las formas.


MUESTRA HÁBITOS Y COSTUMBRES POSITIVAS

Un padre es un referente importantísimo en la construcción de la autoestima del niño. Una manera de reforzar esa imagen es hablar de manera positiva sobre ti mismo ante tus hijos y de mostrar una actitud optimista ante la vida y ante las adversidades.
Pero no te quedes solamente en las palabras. Debes saber que deberás inculcarle a tu hijo buenos hábitos con el ejemplo. De nada servirá que le digas que debe ser una persona cordial y educada si después te saltas la cola en el cine o entras en el metro empujando al resto de los pasajeros. Tu hijo aprenderá mejor del ejemplo de las acciones que ve cada día que de las palabras que le digas.
Un buen ejemplo será una especie de espejo que tu hijo intentará copiar. Si tu hijo o hija te ve constantemente actuando de manera equivocada, seguramente adoptará estas costumbres que ve y será mucho más difícil llevarlo por otro camino. Ten en cuenta que ahora eres su modelo a seguir.


NO EDUQUES A NIÑOS QUE SE SIENTAN CULPABLES

Si un padre pasa la mayor parte de su tiempo resaltando los errores de su hijo, seguramente tendrá como resultado un niño inseguro de sí mismo, que se sentirá culpable.
El sentimiento de culpa es uno de los sentimientos más indeseados que un niño puede tener ya que afectará ineludiblemente a su amor propio y a su autoestima. Para un padre, siempre es más fácil destacar los errores de un niño que sus logros; así que haz un esfuerzo por reconocer las cosas que hace bien y celebra los aciertos de tu hijo.
Por ejemplo: cuando tu pareja llegue del trabajo, podrías decirle: “MIRA, el niño ha recogido sus juguetes el solo”.  Se trata de una frase que tendrá mucho valor para tu hijo, pues sentirá que es importante para ti.
Si el niño necesita decirte algo, deja de hacer lo que estés haciendo y escúchale con atención. Acepta sus emociones sin juzgarlas, no censures sus palabras, valida sus sentimientos y comparte lo que te dice con empatía. De esta forma, el niño no se sentirá culpable, estarás aumentando la confianza que el niño tiene en sí mismo, lo cual le ayudará a que se vaya sintiendo cada vez más cómodo y seguro para expresarse con libertad y honestidad cuando sea un adulto.
Si estás cansado y no puedes prestarle la atención que merece, no olvides que tu hijo no tiene la culpa, por lo que haz un esfuerzo.


Si quieres saber más... visita la web pinchando aquí.