La actividad física es fundamental para mantener un buen estado de salud a lo largo de toda nuestra vida. Su práctica regular es especialmente importante en la infancia, porque permite un desarrollo corporal más adecuado y a la vez ayuda a prevenir enfermedades asociadas con la falta de ejercicio como el sobrepeso y la obesidad. En este artículo te contamos por qué es importante practicar actividad física entre los 6 y los 12 años.
Si bien entre los 6 hasta los 12 años ocurren importantes cambios, hay dos características que no se modifican: que son niños y que necesitan moverse para estar saludables. Este último punto es muy importante si consideramos que algunos trastornos de la salud están directamente asociados a la falta de movimiento, provocada en parte porque antes los más pequeños destinaban una buena parte del tiempo a actividades dinámicas al aire libre y ahora dedican muchas horas a actividades mucho más sedentarias, como mirar la televisión, jugar en la consola o chatear con sus amigos a través del ordenador.
Tiempo de moverse, no de competir
Entre los trastornos derivados del estilo de vida los más visibles son el sobrepeso y la obesidad. Ambos trastornos se caracterizan por un desequilibrio entre el ingreso de calorías en el cuerpo provenientes de los alimentos y el gasto de calorías a través de la actividad física. Claramente, con niños sentados muchas horas frente al ordenador o la TV es fácil desequilibrar la balanza de la energía hacia el lado de la acumulación.
Generalmente, los padres y las madres solemos pensar que practicar deporte es el camino para que el niño o niña con sobrepeso recupere su peso adecuado. Y al apuntar a los pequeños a alguna actividad física deportiva, por lo general, elegimos aquellas que están más disponibles o que tienen un menor costo. Y aquí suele aparecer un problema: muchas veces al llevar al niño o niña a practicar actividades deportivas se le está introduciendo, sin quererlo, en el mundo de la competencia y la exigencia del rendimiento. Moverse es algo natural en los niños, pero la exigencia de un rendimiento deportivo no lo es.
La recomendación es clara: en los primeros años de la vida escolar conviene que los niños y las niñas desarrollen el hábito de moverse, estar activos, pero eso no significa que tengan que participar de actividades deportivas competitivas. Por eso, se recomienda que en esta etapa elijan actividades lúdicas y recreativas, con cierta participación de componente agonístico (el oponente en un juego) pero sin la tensión que significa esperar un resultado.
La actividad física en estas edades debe servir para afianzar los dominios básicos de movimiento, como correr, saltar y lanzar, pero también para aceptar al otro como un compañero necesario del juego (y no como un enemigo). También debe servir para reconocer que existen reglas de juego que deben ser respetadas, y que cuando no se respetan todos se perjudican.
Más información en la Plataforma Salud en Familia.
En este enlace podéis acceder a la página del Ayuntamiento de Fuenlabrada donde encontraréis todas las escuelas deportivas de que dispone nuestra ciudad.
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