miércoles, 16 de marzo de 2016

10 consejos para que los niños hagan solos los deberes


Esta semana, hemos querido recoger una lista de ayuda para que los padres no pasen buena parte de la tarde haciendo con sus hijos los deberes del colegio. 

1.- Un sitio fijo para hacer los deberes: no, no se trata de que todos tengamos la suerte de poder sentarnos en una biblioteca preciosa donde los niños, rodeados de un ambiente académico, se pongan a hacer los deberes. Pero, teniendo en cuenta el tamaño medio de las casas, basta que tengan un sitio fijo donde hacerlos. Puede ser una mesa de la cocina convenientemente despejada, o un escritorio en su dormitorio o la mesa del salón. Pero siempre el mismo sitio, con lo que precisen y que se encarguen ellos de saber qué es. Que no seamos los padres los que vaciemos las mochilas buscando qué deberes tienen.

2.- Rutina: Lo mismo que con el sitio, los niños deben saber que hay una hora fija para poder hacer los deberes. Que no es cuando les apetezca, cuando se acuerden, cuando sea. Que sepan, por ejemplo, que después de merendar al llegar del cole es un buen momento. En su sitio, a su hora y en un ambiente de relativa tranquilidad. Eso no quiere decir que se imponga el silencio, pero sí parece razonable que no esté encendida la televisión o una radio a todo volumen. Ellos tienen que notar que es un momento importante de concentración.

3.- No empezar por lo más difícil. El ejercicio mental es como el físico, requiere cierto calentamiento. Así conviene no empezar por el reto más duro.

4.- Aprovechar para enseñarles a ser autónomos y amar el conocimiento. Una tarde de deberes puede ser el momento precioso en el que los padres le expliquen a sus hijos cómo se buscan palabras en el diccionario familiar. O se puede aprovechar para contarles algo más del tema que están tratando. Que aprecien que es un momento dedicado a aprender y lo que eso significa: el mundo se irá abriendo delante de sus ojos de distintas maneras, dependiendo de todo lo que vayan descubriendo.

5.- No abusar de los grupos de whatsapp de padres. Está bien poder consultar en un momento dado si alguien se ha llevado la chaqueta o el libro de nuestros hijos o ponernos de acuerdo sobre un regalo de cumpleaños, pero no pueden convertirse en las agendas de los niños o en una cooperativa de soluciones a los problemas de toda la clase. Lo del trabajo colaborativo absoluto está bien para más adelante y sin sus padres de intermediarios.

6.- No quejarse delante de los niños. Sí, puede que algunos deberes sean absurdos, que haya profesores que no parezca que tengan en cuenta nuestros deseos de no ayudar a los hijos pero conviene que esas conversaciones las tengamos lejos de los niños. Esa es justo la manera en la que se socava la autoridad del profesor. ¿Con qué actitud irán nuestros hijos a clase si nos han escuchado meternos con sus profesores?

7.- Usa los incentivos. En un mundo ideal, lo suyo es que los niños hagan los deberes porque aprecien que es bueno para su aprendizaje. Pero no siempre ocurre. Influyen muchas variables y puede ser que, para algunos, funcionen los incentivos o los castigos. No hay media hora de dibujos si no se hacen los deberes. No se toca el ordenador si no se hacen. El fin de semana se podrán tomar un refresco. O unas pocas chuches. Lo que se quiera que sea razonable.

8.- Ellos solos: Es una conversación recurrente entre los padres de hoy en día: ¿A que nuestros padres no nos ayudaban tanto? Y es que no debemos ayudar. Puede ser que haya profesores que manden deberes que precisen de la colaboración de los padres, pero no debería ser la norma. Los deberes están hechos para repasar lo que han aprendido en el colegio. Para que, por su cuenta, investiguen sobre países, animales, etc. ¿Qué conseguimos ayudándoles? Esa es la pregunta a la que debemos contestar antes de sentarnos con ellos. Pero que sepan que estamos ahí por si tienen una duda.

9.- La amenaza suprema. Si todo ha fallado, si los niños no quieren, se empeñan en que no, entonces,  conviene poner cara muy seria, todo muy calmado mejor que gritos y decir: “No pasa nada. Ahora mismo escribo una nota y le digo al profesor que no quieres hacer los deberes”. Suele funcionar. Pero es un arma de la que no conviene abusar, es último recurso total.

10.- Todos estos consejos se pueden resumir en lo siguiente: rutina, calma, sitio fijo, autonomía y transmitirles que los deberes son importantes porque ayudan a aprender. Sí, para la intimidad de los padres dejamos todo lo demás: que si son demasiados, que si el profesor no se lo ha trabajado, que si tenemos en España más deberes que en otros países a los que les luce mejor el pelo en PISA.


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